sAnTuAriO dE La virgen de La oLiVa [vejer de La frontera]


Este santuario de Ntra. Sra. de  la Oliva es centro espiritual y lugar de encuentro de los habitantes de la zona litoral de La Janda. Desde los primeros siglos de nuestra era hasta nuestros días ha sufrido los avatares del tiempo y ha sido testigo mudo de la historia.
El Santuario tiene profundas raíces. Desde finales del siglo IV se desarrollan en la zona las diferentes formas de vida ascética, los monjes y eremitas buscaban lugares apartados para dedicarse a la oración y a la penitencia.
En la época visigoda, el obispo asidonense Teodoracio dedicó una basílica reconstruida sobre una ermita paleocristiana erigida en una villa romana, fue el 15 de Enero del año 674. En aquella  celebración se colocaron reliquias de los mártires San Esteban, San Servando y San Germán y de las santas hispalenses Justa y Rufina.
La dominación árabe, a partir del 711, y su restrictiva legislación sobre las creencias de los cristianos y sus derechos civiles, produjo una lenta pero acusada asfixia de la comunidad mozárabe.
El obispado asidonense sobrevivió hasta el año 1.145 cuando el último obispo de Asidonia tuvo que huir y refugiarse en Toledo obligado por la invasión almohade. La ermita sufrió un periodo de abandono y ruina hasta la llegada  de los ejércitos del Rey Alfonso X “El Sabio” (2ª mitad del s. XIII).
En el siglo XIV o principios del XV se reconstruye la ermita. El testamento de Leonor Amaya del año 1.481 es el primer testimonio escrito que habla de la existencia de la “ Cofradía de Santa María de la Oliva”.
Fecha relevante en la historia de este Santuario es el año 1.596, cuando el Hermano Mayor de la Hermandad de La Oliva, el sacerdote D. Lorenzo Patiño, encarga la hechura de una nueva imagen al escultor sevillano Martín Alonso de Mesa, que será una de las fuentes inspiradoras de la posterior escultura barroca sevillana. Esta es la imagen que hoy se contempla y venera en este hermoso lugar.
El siglo XVIII fue también un siglo importante para el Santuario. En el año 1763 se hizo el retablo de estilo barroco realizado en madera policromada y dorada tiene forma semicircular en su planta para adaptarse a la cabecera o ábside de la ermita.
En la década de los 70 se sustituye la antigua ermita por el actual  santuario en estilo neoclásico, en este proyecto intervino el arquitecto Torcuato Cayón. Las obras finalizaron el año 1.779. a finales del s. XIX se restauró el retablo y adquirió la fisonomía actual.
En el año 2.000 se procedió a  una nueva restauración de la parte baja del retablo y en el 2.003 comenzaron las obras de restauración y ampliación del Santuario que concluyeron con la Ceremonia de Dedicación de la Iglesia el día 28 de Noviembre de 2.004 presidida por el obispo diocesano D. Antonio Ceballos Atienza.
Se accede a la ermita a través de una puerta- verja de medio punto que da a un patio. El paso al templo se efectúa a través de un atrio cubierto y porticado, en el que se exhiben las aras fundacionales de las basílicas cristianas del S. VII de San Ambrosio ( Barbate) y de la Oliva.
El templo levantado en 1.779 consta de una sola nave de bóveda de cañón, salvo el presbiterio que presenta bóveda semiesférica sobre pechinas. El retablo del altar mayor, realizado en 1.763, de estilo barroco contrasta con el neoclásico de la Iglesia más sobrio.
En el centro del Altar Mayor se encontra el Camarín de la Virgen, de magnifica y grandiosa belleza. En este se encuentra el pedestal de la Virgen, cuya forma y estilo, puede atribuirse al autor napolitano GISCARDI, que estuvo afincado en la ciudad de Cádiz a mediados del Siglo XVIII, si bien la autoría se atribuye a D. Francisco Gessa Martínez.
Continuando en el camarín, alrededor del mismo, existen diferentes óleos alusivos a la vida de la Virgen María, desde la Anunciación hasta el Pie de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, que se conservan en un estado medianamente bueno, la curiosidad de estos óleos es, que el que está justo detrás de la Virgen, no se sabe muy bien qué es lo que representa, pues se trata de una mujer en postura de parto, echada sobre una mesa, asistida por otra mujer, se han barajado muchas hipótesis, una, el parto de la Virgen, cosa esta que si fuera cierta, sería única, pues nunca se ha representado el mismo, y por otra, que se trata del parto de Santa Isabel dando a luz a San Juan, estando presente la Virgen María, hipótesis como vemos hay muchas, pero ninguna constatada.

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